Es el momento de empezar a espaciar los riegos, haciéndolo mejor por la mañana cuando el sol aún no aprieta, de esta manera se evitan en lo posible las enfermedades cripotogámicas que son muy frecuentes en esta época.
Estamos en la mejor época para la siembra del césped ya que el terreno está todavía caliente y ayuda a la germinación de las semillas. Si el terreno está muy compacto es conveniente pasarle un aireador y luego porle abono orgánico, arena y turba. Para esta labor venden un preparado en los centros de jardinería con el nombre de Tierra de recebo.
Dejar de regar las bulbosas que han florecido durante el verano para sacarlas de la tierra cuando la mata esté seca.
En este mes están en plena floración las Lagerstroemias, Avelias, Budleyas, Alteas, Hibiscus, Fucsias, Cóleos, Heliotropos, Impatiens, Geranios...
Eliminar las flores y ramas dañadas y secas de los macizos.
Fertilizar las plantas de flor cada 15 días con abono mineral mezclado con el riego.
Dividir las matas de Lirios y Peonias.
Hacer esquejes de los arbustos de hoja perenne para su multiplicación.
Recolectar semillas de las plantas que se siembran al año siguiente, extendiéndolas bien sobre un periódico para que se sequen antes de guardarlas.
Empezar la plantación de las anuales de floración invernal y de los primeros bulbos de otoño.
Se pueden injertar frutales si todavía están en savia.
Continuar la guerra contra las malas hierbas y el musgo. Tener en casa productos para combatir los caracoles y las babosas, muy frecuentes en esta época por las numerosas tormentas. No descuidar la reserva de los productos fitosanitarios.
Reducir los abonados y los riegos. Empezar a meter dentro de casa las plantas de interior que hemos sacado durante el verano.